Los bonsái son considerados un verdadero arte, el cual consiste en el cultivo de árboles, reduciendo su tamaño mediante técnicas, como el trasplante, la poda, el alambrado y el pinzado, permitiendo estas crear un estilo que nos recuerde a la naturaleza.
Su origen se remonta a la China antigua, como un objeto de culto para los monjes, representando el árbol un puente entre lo divino y lo humano. En Japón, este arte se perfeccionó y evoluciono hasta lo que nosotros conocemos.
Para su cuidado y mantenimiento, lo primero que debemos destacar, es que deben cultivarse en el exterior por el período de un año. En este lapso de tiempo, se los deberá vigilar de las temperaturas extremas, y en algunas especies se deberá considerar la opción del invernadero, sobre todo en los árboles tropicales.
El riego es de vital importancia para este tipo de plantas, y debe hacerse apenas la tierra se seca. Esto debe hacerse seguido y de forma abundante, controlando que drene un poco de líquido. Es importante tener en cuenta que la época del año resulta de vital importancia, ya que en verano, los riegos necesrios serán muchos, en tanto que en invierno se espaciarán a lo largo de la semana.
Este tipo de cultivos tienen un abono especial, es decir que no puede usarse cualquier abono, ya que se corre el riesgo de quemar las raíces.
Algo que resulta muy interesante a todos aquellellos que tienen bonsai, es que estos tienen dos tipos de poda, y que estas son muy diferentes entre si. La primera, es la de mantenimiento, y sirve para que el bonsái mantenga determinada forma. Para hacerlo se podan las ramitas cuando tienen 7 u 8 pares de hojas, cortando por encima de los 2 ó 3 primeros pares de hojas. Se han de quitar las hojas amarillas y los brotes del tronco. La segunda es la de formación; esta se lleva a cabo con navaja, con el fin de que todas las ramas nazcan del mismo punto.
Finalmente, el trasplante es necesario hacerlo cada 2 años, renovando el suelo. Es conveniente realizarlo en primavera.
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