Al día siguiente de que Belén Esteban reventara los audímetros contando su verdad al polígrafo, María José Campanario guardaba silencio. Pero ya no puede morderse más la lengua: «He sido humillada muchas veces y siempre ha sido el silencio mi respuesta y he puesto la otra mejilla.
Ya estoy cansada», confesó ayer a Ana Rosa Quintana (Telecinco). Cree Campanario que si Belén fuera «una buena persona, no hubiera dicho lo que ha dicho. Debería pensar más en los hermanos de su hija, ya que tanto la defiende», soltó con voz entrecortada. Le duele que la de San Blas asegurara que ella despreciaba a Andrea y que el dichoso aparato lo confirmara: «No me lo creo, porque una persona que entiende que le han hecho algo malo a su hijo lo denuncia, y ese niño no vuelve a esa casa. ¿Cuántos titulares hay diciendo que cuido bien a su hija para luego cambiar la versión?».
Le duele también lo que oye de su marido: «No voy a consentir que nadie diga que se ha casado conmigo pero que no me quiere, porque no voy a tolerar que mis hijos tengan que oír eso en el colegio. Es una persona noble, leal y será más o menos listo y más o menos paleto, pero es buena persona», advierte.
Asegura María José que si ella ha salido hablando ahora no es por dinero, sino porque ya no aguanta más: «Si yo buscara el dinero, me podría haber sentado en un plató de televisión mil veces, y no lo he hecho». Y acaba la mujer del torero formulando un deseo: «Lo único que hemos pedido en todo este tiempo es que nos dejen en paz». Va a ser complicado...