Con todos ustedes, Silvio Berlusconi. El primer ministro italiano se ha mostrado hoy por primera vez en público con el rostro descubierto, sin los vendajes que llevaba desde que el pasado 13 de diciembre fuera atacado al concluir un mitin en la Plaza del Duomo de Milán.
A juzgar por las imágenes, que muestran a 'Il Cavaliere' de compras junto a su hija Marina por la costa azul francesa, el jefe del Ejecutivo italiano se ha repuesto completamente de la agresión de la que fue víctima, y en la que un tipo insatisfecho con su política y con un largo historial de problemas psiquiátricos le arrojó a la cara una reproducción en miniatura de la catedral de Milán. Una embestida que le hizo perder dos dientes, le provocó fractura en el tabique nasal, le rompió el labio y le dejó con el rostro sanguinolento.
Sin embargo, y fiel a su estilo, la primera aparición pública de Berlusconi sin vendajes ni tiritas en la cara se ha visto rodeada de la habitual polémica. Esta vez a cuento del chaquetón ruso que 'Il Cavaliere', gran amigo de Vladimir Putin, lucía en la presentación oficial de su semblante post-agresión.
"Estamos contentos de que el primer ministro pueda mostrarse de nuevo en público y que goce de buena salud, pero nos parece absolutamente inoportuno que se haya vuelto a poner ese chaquetón con la bandera rusa en la manga y el escudo de la Marina Militar de la Federación Rusa en el pecho", se echa las manos a la cabeza Roberto Giachetti, diputado del Partido Demócrata, de la oposición de centro-izquierda.
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