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viernes, 7 de mayo de 2010

David Cameron podría convertirse dentro de unas horas en primer ministro británico si el recuento de los votos lo confirma


David Cameron;podría convertirse dentro de unas horas en primer ministro británico si el recuento de los votos confirma el sondeo a pie de urna que al cierre de los colegios electorales le dejaba cerca de la mayoría absoluta. La encuesta le otorgaba 305 de los 650 escaños que tiene la Cámara de los Comunes, 19 escaños por debajo de la mayoría asboluta. Los laboristas habrían logrado 255 escaños, mientras que los liberal-demócratas, con 61, tendrían un resultado extremadamente pobre comparado con las expectativas levantadas, por debajo incluso de su actual presencia en el Parlamento. El resto de partidos habría sumado 29 escaños
Estos datos, a la espera de saber si se corresponden con el reparto real de escaños, algo que no se conocerá del todo hasta mañana, suponen el posible relevo Gordon Brown al frente del laborismo y un fracaso para la formación de Nick Clegg, afectada por la polarización de los últimos días de la campaña y nuevamente perjudicada por el sistema electoral. Hasta ahora, los conservadores tenían en los Comunes 210 escaños (subirían 97), los laboristas 349 (bajarían 94) y los liberal-demócratas 62 (perderían 3).
Nada más conocerse esa encuesta de NOP/MORI encargada por BBC, ITV y Sky, Cameron hizo saber que los conservadores “pueden gobernar con ese resultado”. Con ello indicaba su disposición a gobernar en solitario si se queda cerca de los 326 escaños que marcan la mayoría absoluta, y al mismo tiempo dio la primera indicación de que presionará a Gordon Brown para que dimita como primer ministro en funciones aunque la aritmética aún deje a los laboristas un resquicio para intentar formar una mayoría alternativa. Lo que ocurre que una suma de laboristas con liberal-demócratas sumaría 314 escaños, siete más que los conservadores pero igualmente sin alcanzar la mayoría absoluta, siempre según el sondeo. “Esos resultados son un decisivo rechazo de los laboritas”, advirtieron los “tories”.
Por su parte, los laboristas admitieron que los conservadores parecía haberles ido “muy bien”. Fue la primera valoración de Alan Johnson, ministro de Sanidad y una de las personas que podría tomar el liderazgo laborista de modo transitorio con la marcha de Brown. Esta se daba anoche por probable, aunque el resultado apuntado no constituye un desplome laborista.
Los liberal-demócratas acogieron con incredulidad la encuesta, calificada de “muy extraña” por Vince Cable, “número dos” del partido. Nick Clegg hizo saber que lanzará una llamada a los otros dos partidos para “ponernos juntos a reformar” el sistema electoral.
El primer escaño proclamado, el de la circunscripción de Houghton & Sunderland South, fue para los laboristas, que ya lo tenían, pero registró un “swing” conservador del 8% respecto a las elecciones de 2005, lo que parecía ajustarse al grado de avance predecido por la encuesta.
Los últimos sondeos
Las últimas encuestas publicadas antes de la jornada electoral registraban una ligera remondata laborista de un par de puntos que seguía a un similar repunte experimentado por los conservadores durante el fin de semana. Con ello la ventaja de Cameron sobre Brown se situaría entre cinco y ocho puntos: la parte baja de la horquilla podría incluso significar que los laboristas se alzan con el mayor número de escaños; a partir de los seis puntos de delantera se calcula que los conservadores serían el grupo más grande del Parlamento y Cameron nuevo primer ministro. Pero la mayoría absoluta, para la que los 'tories' necesitarían una ventaja de unos diez puntos, según dichos sondeos, parece fuera del alcance.
La votación
Con estos sondeos en la cabeza acudieron esta mañana a votar los tres principales candidatos. Primero lo hizo David Cameron, luego Gordon Brown y finalmente Nick Clegg, que se llevó la mayor atención de la prensa ya que tras votar estuvo dando un paseo con su mujer, Míriam González, de la mano. La española no pudo votar a su marido, ya que no tiene la nacionalidad británica, pero quiso acompañarle hasta la mesa electoral como hicieron Samantha Cameron y Sarah Brown. Los tres candidatos se mostraron relajados y ninguno hizo declaraciones, algo no acostumbrado en ese momento. Sus corbatas, muy seguidas a lo largo de la campaña electoral, sobre todo en los debates televisados, también fueron objeto de atención. Clegg la llevó amarilla y Brown roja, de acuerdo con los colores de sus partidos. En cambio, Cameron no se puso una azul sino verde.

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